La mayoría de las personas asisten a una conferencia de trabajo con la expectativa de que actuarán como embajadores de su empleador y que la principal oportunidad que se les presenta es la de establecer contactos y desarrollar relaciones mutuamente beneficiosas con sus compañeros. Siendo relativamente nuevo en el mundo de la RM, cuando mi Director de Operaciones me invitó a asistir a la Conferencia Anual de la QRCA en San Diego, esperaba que esto fuera fundamental en mi experiencia. Y aunque conocí a muchos colegas y pude establecer contactos y mantener muchas conversaciones relacionadas con la investigación cualitativa, lo que no podía prever era la amplificación de la camaradería y la comunidad que la conferencia proporcionó a sus asistentes.
No fueron pocos los ponentes que advirtieron contra los factores limitantes de permitir que tus sesgos y prejuicios personales influyan en tus decisiones. Por eso me pareció tan apropiado caer en la trampa de esperar un simple evento de networking y encontrarme, en cambio, con algunas de las presentaciones más sólidas, de un grupo de ponentes increíblemente eclécticos y magnéticos, todos ellos con trayectorias vitales tan diferentes y que, sin embargo, aterrizaron en el mismo punto: la investigación de mercados. Tanto si se trataba de Marta Villanueva, que abrió el evento con una poderosa y personal experiencia de sentirse marginado, como de Mark Engle, que nos llevó a través de un viaje por los picos y valles de la vida y cómo, en última instancia, la risa y el humor nos unen a todos, seguí impresionado por la crudeza de la conectividad que todos compartíamos a pesar de la miríada de temas tratados y experiencias vividas.
El tiempo que pasé en la conferencia de la QRCA cambió por completo mi perspectiva de la investigación cualitativa. He pasado tanto tiempo centrado en la granularidad de los filtros, las cuotas y el "encuestado ideal", que parece que he minimizado el hecho de que lo que hacemos en Qual va mucho más allá de la demografía y las preferencias de compra. Llegué a la conclusión de que nuestra limitación como investigadores es directamente proporcional al tiempo que tardamos en desenredarnos de nuestras nociones preconcebidas. Una vez que nos alejamos del ruido, podemos poner en marcha nuestra herramienta más poderosa: ¡la capacidad de escuchar!
Si quiere revitalizar y ampliar su visión de la RM, no camine, corra (!) e inscríbase en el evento del año que viene. No le decepcionará, pero puede que, como a mí, le sorprenda saber lo limitada que es su mentalidad.